sábado, 22 de mayo de 2010

Mi palabra


Termina los cursos de la vida
o recursaras sus tratamientos.

Nunca digas nunca,
nunca digas jamas,
el destino fue nombrado,
un maestro del disfraz.

Disfraz de amor y lujuria,
de esperanza, miedo o duda,
la acción errada o con furia,
prueba su verdad más cruda.

Cruda por su incertidumbre,
y sus mil posibles futuros,
seguros en la costumbre,
vemos la cumbre tras muros.

Muros que son invisibles,
a quien vive con excusas,
a quien se cree invencible,
por que personas abusa.

Y abusa por que tiene miedo,
de que alguno los ojos abra,
mostrándole que es un juego,
donde hago valer Mi palabra.

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